Cuando compres alcachofas y no vayas a utilizarlas en un par de días, mételas en un vaso de agua con el tronco en remojo. Se conservarán más tiempo frescas.
Si lo que necesitas para cocinar es el corazón de la alcachofa, tendrás que retirar el tallo y cortar las hojas más o menos hacia la mitad. Después ve retirando las hojas exteriores de la alcachofa.
Elimina poco a poco las hojas más duras que quedan por fuera, para terminar sacando los pelillos del interior de la alcachofa.
Si vas a freír las alcachofas debes cortar las puntas de las hojas y retirar las hojas exteriores hasta llegar casi al corazón y pelar el tallo.
Una vez limpia, divide la alcachofa en medios, cuartos u octavos, dependiendo de tu necesidad para cocinarlas.
Recuerda que para evitar que se oxiden debes rociarlas con un chorrito de limón. Así evitarás que cojan el feo color oscuro del oxido.
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