Para abrirlos fácilmente, coloca un pincho de barbacoa, o una aguja larga, o un destornillador limpio y fino, en el orificio más oscuro que tienen en uno de los extremos, y da un golpe seco, se partirá en dos. Si quieres sacar antes el agua, pincha un poco en el mismo orificio y vuélcalo sobre un bol, después pártelo.
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