Las botellas y bolsas de plástico para uso alimentario se
fabrican con materiales que no son nocivos para salud. No obstante, algunos de
sus componentes pueden acabar adulterándose y migrar a los líquidos o los
alimentos contenidos cuando el envase se expone a una fuente de luz o calor
intenso –temperaturas de cocción, luz solar, etc.-
Aunque en las bolsas de congelación este riesgo se reduce,
resulta recomendable renovarlas cada cierto tiempo, puesto que con el uso su
desgaste y, en consecuencia, su capacidad para filtrar sustancias químicas a
los alimentos, es mayor. Otro consejo de suma importancia es lavarlas con
detergentes suaves, dado que los duros aumentan la liberación de los componentes
químicos de los plásticos.
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