La cura de uvas tiene merecido renombre y consiste en estar durante dos o tres días exclusivamente a base de esta fruta con el fin de hacer frente a numerosas enfermedades crónicas. Sirve para combatir anemias continuas, desinflar el bazo, dilatar bronquios y controlar ataques súbitos de tensión alta. Antes de consumirla hay que lavarla cuidadosamente para que suelte el sulfato de cobre que generalmente lleva pegado a la piel. En ayunas, su pulpa actúa como laxante y su zumo alivia toses y resfriados.
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